Quiebre...
Pecho.
Puedan
REFLEJEN EN SUS CUERPOS PERFECTOS.
Me inclino ante la desidia,
Me fumo la incertidumbre
De la forma de tus labios.
He descuidado la imaginación
Y llegado hasta tu cuello
Abrazado por el humo tibio
Que emana de tu aliento.
Insolencia y grosería tiradas en el suelo...
Y aún respira el filtro de tu estrés.
Desconocida con labial rojo,
Sé tanto de ti, como de tus pasos por esta calle,
La de tu suspiro hibrido y azulado,
Cementerio de tu vicio.
Regalé mis semillas a tu tierra,
Y mis cosechas a lo incierto.
Regalé mi río a tus aguas.
Y mis pasos a tu tiempo.
Regalé mi llanto a tu sangre
Y mi sonrisa a tus cortinas.
Edúcame en los colores de tu martelo,
Mancha mis dedos con tu maquillaje
Sacude con tus alas alguno de mis textos.
Fecunda mi odio.
Embaraza mis ideas.
Vuela hasta mi cárcel de distancia.
Aborta la diferencia.
Dame luz
Colgaba de la punta del lápiz una semilla de oro.
Al intentar aplastarla, se desparramó y se transformó en oscura letra. Resignado leí la historia que aquella brillante casualidad, relató tan sombría en esta página…
“Un gorila mira al cielo,
Una luz refugia al rayo,
Cenizas y porquerías duermen en su cuna de cristal.
Un cuchillo bajo un cuaderno,
Un par de ojos sin entender.
Si todo lo que cuelga de esta pluma es oro,
Todo lo que leas será de carbón.
Si todo lo que escribes será con odio,
Todo lo que borres, será dolor.”
Podría ser mentira...
Que las calles siempre nocturnas
Sean las mismas de aquellos tempranos años.
Adornadas con el oro de la luz,
Desprendiéndose de focos golpeados por un reloj,
Temblando como la soledad.
Memorias que son pan y coñac,
Agua y casualidad...
Pulmones, corazón y lengua que caen torpemente.
Ella entre los labios, ella entre los brazos,
Danzando como vapor de enero.
[...Recordar es una interrogante al tiempo, frío, inerte.]
Ramírez y Letelier ofrecen lágrimas para posar sobre la mejilla,
Cada vez que camino en ausencia de aquella paz...
La paz que distingue su figura gris, de rostro blanco.
La que distingue su cuerpo de la ausencia.
La paz de estrella que se fuga de su cielo.
Se disfraza de canción el frío de la noche,
Se desnuda cantando el dolor.
Puede ser verdad...
Somos nuestro propio pesimismo,
Nuestras pésimas tinieblas históricas,
Idealizadas,
Lamentadas y jamás corregidas.
Nuestras imperfectas alas que nos alzaron en vuelo.
Sin alegría ¿Qué somos?
¿Viajes que son geometría? ¿Preguntas que son respuesta?
Podríamos sacarnos la cabeza y guardarla en ese antiguo baúl,
El que simplifica las cosas,
El que escondimos y no encontramos.
Alargar las listas de espera sería lo mismo
Que sentar al reloj frente al espejo,
Y que llore intentando distinguir el día de la noche.
El humor es la poesía de quienes creen en si mismos.
El amor es la rima de los que ríen.
El soñar es vuelo alzado por donde el mundo,
Ya no es un mundo.
... Y la hermosa Catocala no se enteró de los pensamientos que florecieron al verla pasar,
Elegante y perfumada.
Sardónica sutileza.
Los que arden desde lejos,
Esperando por silencio...
Como cisnes cuello negro que adelgazan con la sombra
Atardeciendo en los lagos
De algún puerto extranjero.
Los que queman con sus manos
El tacto del suspenso
Impidiendo el descaro de quien miente por placer.
Pongo llaves en mi cuello y pequeños relojes
En los ojos
Para mirarte hacia dentro
Cada tiempo del tiempo.
Somos casta mentira y vanguardistas de lo insano
Mentirosos por comedia, zánganos infértiles.
Arropamos a los niños que han crecido
Entre la hierba, la del patio del despido,
La del pañuelo rojo y verde...
¿Recuerdas aquella vez en que recordamos aquellas veces?
Suspirando entre garabatos, retrocediendo en el columpio.
Los que ciegan desde lejos,
El imperio de los mudos.
Se debe implantar un huevo, en la tierra, en tu vientre, en el cerebro...
Abres la puerta, suspiras como un organismo vivo,
Aprietas tus labios, mueves la neurosis hasta tus pestañas,
Amontonas la histeria en tus dientes y bueno, no te preocupes, es culpa del
Lugar... De la alergia del polen, de una fuerte brisa.
Quejas infértiles, con plumas centelleantes y partos naturales...
Tú sabes que tu cabello es cascada, así que lo empujas hacia atrás
Cuando emprendes vuelo, siempre las primeras semanas de otoño.
Acaricias las páginas de libros como la blanca nube al cielo, dando
Frutos a tu discurso, fortaleciendo tus raíces emocionales.
El desorden de un reflejo ya existía antes de que tu sonrías,
Por lo mismo no anides amantes entre las sábanas, cuando tu sombra
Encubra al amor.
Desordenemos las ideas, déjame amarte de perfil, álzame en tu vuelo...
Para un cambio de aires.
Desencadeno de mi pecho los cuervos,
Azules como viento del sur.
Dejé encerrado un gusano en un vaso,
Puse hojas, tabaco y un dedal...
Son más de siete sillas las que hoy están vacías,
Y se hace tarde en el hospital.
Observo risas, zapatos y los murmullos capitales son asco y tontería.
Los párpados pesan como culpa de Lunes,
Los dedos se acomodan en el cuello
Y ya no soy tan fuerte.
Ya no soy tan fuerte.
Lo morboso y lo grotesco ya no es gracioso,
Son clavos oxidados que calan profundo en el intelecto.
Risa, Risa, Risa Risa, Risa.
Fantasmas de verde con bolso negro.
Putas de colores con carteras de invierno.
Un primer plano para tus labios, atrás un edificio de espejos,
Se refleja otro edificio, un albi celeste cielo,
Otros ojos en el fondo... Corten.
No tenemos que ver con nada... Y aparece otro fantasma verde,
Con bata blanca y bolso negro.
La carne y los huesos aman que cruces tus piernas.
La luz y el agua aman que dejes tu cabello suelto.
Todos odiamos a las engreídas, así que quítate el
Maquillaje, desnúdate, desencadena los colibríes de tu pecho,
Blancos como lluvia del sur.
Fantasmas, muecas, teorías y llanto.
Fantasmas, muecas, hipótesis y gemidos.
Fantasmas, muecas, práctica y consuelo.
Hola, ¿como estás?
Desde siempre tus palabras dilatadas
Hiriendo al débil y tortura
Ando como mar a la roca de la orilla
Fortaleza antigua de manantial indescifrable.
Tentáculos de tinta que salen de los ojos,
Se esparcen por la tierra lamentable
Mente de las aves, animales de sorteo.
Ciegas a la luz de la escarcha
Que se sienta a brazos cruzados mirándome el perfil
Grisáceo como la palma de tus manos
Mueres como liendre en el fuego de tu ex-clavo.
Cruces minerales líquidos de antaño
Hierve la piel de tu alma calurosa
Miéntele a la noche para convencer tu tarde
De que más vale fingir que demoler las lágrimas
Paga con carburo a quien te ama desde lejos,
Tu precio es carcelario, enciende la mecha
Ron de vasos calvos.
Cuela con tu sexo a los indigentes de la mente
Rompe con tu cuerpo a los demás concursantes.
La curiosidad no mata.
La letárgica indiferencia de tus pestañas si.
Es elevarse a la montaña más fría,
Intentando respirar el aire de tu voz.
El águila fugitiva que hizo nido en tu mirada.
Siempre tan rodeada de sol y abanicos,
Del blanco y el mutismo.
La séptima hoja caída del azahar,
El quinto movimiento de
La primera palabra al despertar.
Como si la sentencia del observador no fuera suficiente,
Hay registros verídicos de
Su rebeldía contra el cristal,
Contra la injusticia y lo falso,
A favor del observador.
¿Volarán mas tarde los colores de su tiempo?
¿O será presa fácil de la segunda vuelta del ciclo vital?
Cascabeles que no me dejan dormir.
Cilíndrica muerte que se ata a mis labios
Para despertar confuso. Enredado entre las sábanas
Después de un sueño junto a su cuello.
Es sabido que no concederás permiso
Para ser la flor que arrojas a la tumba…
Para ser el letrero que cambia de camino,
Para ser.
Tranquilamente no observa.
Lamentablemente, sólo es observada.