martes, 14 de agosto de 2012

• ¿A quién le toca? •

Piezas de un juego virtual,

Que suena como uno antiguo, que emociona como el revolotear de un dado.

El diablo, el diablo, el diablo... Vuela.

Pon la ficha en el vaso lleno,

Son grietas sangrientas en la yema de los dedos...

Tú volverás de donde caen las lluvias,

De donde lapidan vírgenes sureñas.

Dos cartas más y quedo boca abajo,

Vestido de gala y sin zapatos.

Sueños de alfiles, de Reinas, de caballos...

¿A quién le toca?

A ti.

• Apatura Iris •

Regalé mis semillas a tu tierra,

Y mis cosechas a lo incierto.

Regalé mi río a tus aguas.

Y mis pasos a tu tiempo.

Regalé mi llanto a tu sangre

Y mi sonrisa a tus cortinas.

Edúcame en los colores de tu martelo,

Mancha mis dedos con tu maquillaje

Sacude con tus alas alguno de mis textos.

Fecunda mi odio.

Embaraza mis ideas.

Vuela hasta mi cárcel de distancia.

Aborta la diferencia.

Dame luz




• Tinta •

Colgaba de la punta del lápiz una semilla de oro.

Al intentar aplastarla, se desparramó y se transformó en oscura letra. Resignado leí la historia que aquella brillante casualidad, relató tan sombría en esta página…


“Un gorila mira al cielo,

Una luz refugia al rayo,

Cenizas y porquerías duermen en su cuna de cristal.

Un cuchillo bajo un cuaderno,

Un par de ojos sin entender.

Si todo lo que cuelga de esta pluma es oro,

Todo lo que leas será de carbón.

Si todo lo que escribes será con odio,

Todo lo que borres, será dolor.”



• La Cuerda •

Para aquella.
¡Así es, mi estimada!

La calle que busca se encuentra

Fuera de este mundo.

Detrás de su ilusión matrimonial

Y su estúpido vestido.

Es un lugar desierto que en invierno

Hace florecer cabizbajas rosas,

Y duermen en sus sueños.

Puede llegar ahí tomando el mismo tren

De su confusión,

Hasta el andén de sus traiciones.

Se encontrará con la gigantesca casa de la locura

Al doblar la primera esquina.

Entra usted, y baja las escaleras

De su aturdidor mutismo.

Allí estará el destino en los muros.

La roja sangre corriendo por sus piernas,

Y por supuesto...

La cuerda que espera por su cuello.



• Momento •

No me cambies el nombre.

No hagas que forme de ti suspiros.

No marches aún.

Distante el juramento

Sin protocolo el adiós,

Sé que seguirás siendo tú en mi ausencia.

Palpitaron juntos los mandobles sentimientos. Niégalo.

Y mirar tu suelo.

Solo una cosa más...

¿Será avaricia guardar los buenos momentos en un mismo rincón de la memoria?

• AniS •

Si la flor hubiese sido arma,

Habría cargado cada tarde mi fusil

Y disparado a

Tus ventanas.

Si la flor hubiera sido roca,

Habría ido cerca del río Llollelhue

Con mi bolso desaliñado, en busca

De las más horribles y afiladas, para

Lapidar a tu familia.

Si la flor hubiese sido agua,

Habría bailado danzas mágicas a la Luna,

Para que mi tormenta derrumbe

Tu barrio.

La flor simplemente es flor,

Y hoy rebalsan tu agujero

En la tierra. †



martes, 7 de agosto de 2012

• Descanso •

Esa noche

Por la arrogancia de la duda

El insomnio puso en marcha su escandalosa revolución.

El tópico principal fue la 'posición para dormir'.

Cuando era un niño,

No había necesidad de siquiera pensar en dormir de una manera determinada...

El caos de la inocencia,

El exceso de energía y libre infantilidad

Me permitía estirar los brazos en todas direcciones,

Dormir como quien juega divertido en un sueño irrecordable.

Podía, a veces,

Dormir donde sea,

Dependiendo de mi actividad...

Confiando en que alguien velaba por mí.

Cuando el tiempo pasó, los lados fueron los puntos ideales,

La mágica polaridad de la confusión y el desarrollo.

Llegue a idear varias teorías respecto al por qué encontraba aquel mundo onírico,

Ya sea hacia la derecha, o hacia la izquierda.

El bien y el mal,

La lágrima y la sonrisa,

El amor y su oponente,

Derecha o Izquierda.

Incluso hice un balance de la calidad, cualidad y cantidad de un sueño,

Dependiendo el lado hacia donde dormía,

Basado en el estudio de la lateraridad de las funciones cerebrales.

Recuerdo brujas, agua y rieles cuando mi cuerpo estaba hacia la izquierda,

Recuerdo un paisaje, rostros y tierra del lado derecho.

Crujidos del tiempo, cicatrices en la memoria y en la opinión.

La herida constante del estirarse a través del mismo,

Sangrando a través del reloj,

Invadiendo la propiedad privada de la Vida.

Hoy solo y únicamente me relajo cuando el rostro apunta al techo,

Mis brazos caen duros y cansados hasta mi cintura,

Mis piernas se estiran como queriendo detenerse,

Mi espalda se despliega como mantel de verano.

Quizás, hoy es tiempo de descansar.