jueves, 26 de julio de 2012

• La Silla No •

¿No te llenas lo suficiente? ¿Es que acaso estás vacía por dentro?

¿O escuché mal?

Quien quiera que haya extirpado de tu cuerpo la sustancia elegante de

Un recuerdo,

Es quien ahora tira de esta soga.

Recuérdame insistir, tuerce la mirada hacia tu lugar más tenebroso, guardado muy frío

En tu hipotálamo,

Tuércela, enfócala, no la pierdas, porque esa será la última.

Silenciosa entre el carmín ensangrentado.

Distantes gritos que exigen licor hacen ladrar a los caninos guardianes de lo

Blancoscuro.

Endereza tus oídos y piensa que pueden conocerte, que su ebriedad no los sumerge en

Tu olvido

Y en verdad gritan atormentados tu nombre...

Ya quisieras, ya lo pides.

Manchas con tu saliva mi alfombra, te beso los pies

Cual santa, cual bendita, cual mártir.

Cuelgas como manzana o como naranja,

Como cielo estrellado y ausencia

Congelando el espacio que domina tu cuerpo...

Ruido en otra habitación, se seca la leña, cruje tiernamente el fuego

Mientras te observo girar

Lenta

Lenta

Tardía como siempre

Sin sonrisa insinuante

Sin sexo prohibido

Lenta y lenta

Como tus ojos al abrir

Giras como si no hubiera viento que te mueva

Más que la sonrisa tambaleante de mis labios

Más el oxígeno amargo, estéril de mis pulmones.

Ni lágrimas te quedan.

¿Dónde irá tu tan preciada alma, tu destino, tu experiencia?

¿Dónde caerá mal parada tu suerte, tus lujos y tu arrogancia?

¿O es que olvidas que estas volando?

Que flotas en la nada suspendida de todo,

De lo que mis manos malgastadas han estimado necesario...

Espero quedes satisfecha si atesoro tu cabello entre mis libros

Los que amabas ignorar, los que devolviste con mi firma y mi espanto.

¿Quién se olvida de tu olvido, mujer sin soledad?

Haz de despojarme de la ciencia de tus trenzas

De tus cantos a la noche y tu sonrisa atardeciendo.

Giras lento, en donde todo es acelerado,

A donde corrías cuando el sudor te indicaba placer,

La lengua te imploraba lengua

Tus pechos suplicaban aire,

Te detienes como tiempo, como tren anochecido,

Incendio declarado.

Te detienes y contigo mi atención

La hipotenusa de un grito cuadrado

La soledad que anuncia fracaso

Me observas distante entre la niebla de tu partida

La silla se apiada de mi discurso traicionero

Me siento a esperar que seas capullo

Me siento a esperar que abras las alas

Me siento a esperar que alces el vuelo

Me siento a esperar

Me siento

Me siento...

No más.

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