Para aquella.
¡Así es, mi estimada!
La calle que busca se encuentra
Fuera de este mundo.
Detrás de su ilusión matrimonial
Y su estúpido vestido.
Es un lugar desierto que en invierno
Hace florecer cabizbajas rosas,
Y duermen en sus sueños.
Puede llegar ahí tomando el mismo tren
De su confusión,
Hasta el andén de sus traiciones.
Se encontrará con la gigantesca casa de la locura
Al doblar la primera esquina.
Entra usted, y baja las escaleras
De su aturdidor mutismo.
Allí estará el destino en los muros.
La roja sangre corriendo por sus piernas,
Y por supuesto...
La cuerda que espera por su cuello.
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