Me siento a cruzar los brazos y mirar el cielo del campo.
Soy avestruz que vuela por el sur,
Sumergiendo mi cabeza en la constelación de turno.
Soy el vaso vacío que se esconde en el estante lleno,
Boca abajo,
Apilado,
Seco y transparente.
Cargo con lo esencial o con lo inventado,
Me derramo,
Me puedo dividir contra la roca,
Volviéndome material corto-punzante.
No comprendo la normalidad,
Porque no comprendo la locura.
No comprendo la tristeza,
Porque tampoco comprendo la vida,
Punto y aparte y comprendo el universo,
Porque comprendo lo infinito,
La muerte por ejemplo…
La estupidez y punto aparte.
Siento lo que veo,
Como sangre tras los ojos,
La felicidad tranquila de la tierra,
El derrame apasionado de su negra sangre,
La danza tropical, verde de su piel.
Obedezco al amor,
A la pasión nerviosa de la biología,
A la única ley que libera,
Al azúcar metálico de un cuerpo femenino.
Agua con miel para el pasado,
Agua con sal para el presente,
Cerveza con menta para el futuro.
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