Recolector de relojes y asesino por naturaleza,
Fingiré que estoy dormido...
Las cuatro caras del viento marino, en la rapidez de la palabra
Adormeciendo a las rocas, que entorpecerán la estampa de una huella.
Una, dos, hasta tres siluetas se desprenden de
La sombra entumecida.
Parafraseando con desgano,
Plantando manzanos y azahares en tumbas de desconocidos,
Pasamos las tardes de paraguas y tinta negra.
Sin la gruta decaída de una mirada
Los torpes comentarios funerarios se dirigirían a otro lugar.
Asusta el aroma y el sonido de la muerte
¿Quién duda?
Si son más los muertos que los vivos,
Más pasado que futuro.
Y las flores comiendo vidrio tras la puerta
Sufriendo como cuando la tierra las parió...
Se manchan de blanco los pétalos del cielo cuando
Caen más cenizas que lágrimas.
Sucio malcriado entre rieles y eucaliptos,
Fingiré que estoy soñando.
Las cuatro esquinas de la cruz, en la agilidad de la muerte
Pestañeándole al cementerio, atando los cabos sueltos.
Uno, dos, hasta tres universos paralelos.
Calcinación.
Inmortto.
Final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario