No bastan regalos, ni bastardas caricias.
No te imagino queriendo ocultar la luz del sol con el índice,
O intentando anular la Luna con el pulgar.
No, tu no.
Tú no eres así.
Aún recuerdo las cortinas lánguidas de los días de primavera,
El horrible sonido de la lluvia,
El desconsuelo latente, penetrante, meciéndose en el recuerdo.
Si la noche llegara hoy,
¿Disfrutarías tanto como cuando apareció el día?
No, tu no.
Tú no eres así.
Pasillos nocturnos.
Cartones de piel.
Sollozos varios, en la inmensidad de la ciudad.
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