lunes, 26 de marzo de 2012

• Uno Y Dos... De Tres •

Uno.


¿Acaso yo pedí la noche después de un día tan lleno de sombras?… No necesito más.

¿Acaso yo pedí la soledad entre delirios vagabundos y la compleja disonancia de tu voz?

Vencí a la muerte, pero perdí ante la vida que tropezó con un mal realizado “suicidio”.

Aprendí a amar, sí aunque suene raro...

Amar la oscuridad, y la belleza de la luz tenue que sobresale de mirar la luna...

A no añorar el sol.

No sé si soy un ser... ¿Se puede serlo sin alma?

Cuando no sientes el tiempo, pierdes la meta de esquivarlo... y avanzas ciego.

Cuando no sientes el tiempo, no debes dejar que solo un reloj logre marcar una huella.

Es como caminar sobre el agua, asombroso, pero al mirar atrás no existe algo recorrido.


Dos.


Debo reconocer que hay cosas que disfruto...

Volar, ser un animal cuando lo deseo.

Traspasar barreras físicas y morales impuestas por hombres sin escrúpulos,

Que las imponen con la intención de dominar a otros...

Yo no me creo superior, disfruto de lo esencial, de lo simple.

Sentirse superior se lo dejo a los muertos y a los Dioses.

¿Y cuantos siguen a los muertos?

¿Y cuantos miles más a sus dioses?

¿Aspiran a lo mismo?

Que desvalida se vuelve la vida cuando pensar es un trámite y no un arte.


Tres.


Son solo 3 divagaciones al respecto...

¿Respecto a que?

A todo.

Primero: ¿Qué es más sano, la locura o el cáncer?

Fumar sin cesar escuchando quejas de vampiras encerradas, desnudas, gritando en la ventana.

Fumar y escuchar en las calles los pasos de las ratas corriendo de un lado a otro,

Como escondiéndose de la luz, de la vida.

Fumar con la mirada perdida, oculta en las voces que susurran con misterio: préndete fuego,

Mata a tus amigos, traiciona a tu familia, elimínate... O mejor aún, continúa viviendo.

Segundo: ¿Qué es más valioso, la locura o el placer?

Observar sus siluetas, anaranjadas, grises, blancas o negras.

Sus manos de agua bendita, de pureza primaveral.

Limpiar con palas y rastrillos las hojas que cubren sus atardecidos corazones.

Besar sus labios... Como quien recibe una bofetada de pétalos, un arañazo de sus suspiros.

Tercero: ¿Qué es más aterrador, la locura o la muerte?

La locura por su parte es vivir una utopía constante, reflejarse en la pared y ladrarle a las cortinas...

La muerte, por otro lado... es vivir una utopía constante, reflejarse en una lápida y ladrarle a la duda.

Vivir, es morir de un placer cancerígeno cuando la rutina, te apuñala por la espalda.

El equilibro, muchas veces es aterrador, y valiosamente sano.




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